Cleopatra, la reina cervecera
Sumérgete en el diverso universo de la cerveza artesanal, desde técnicas de elaboración únicas hasta las mejores cervecerías para visitar.

¡Alto ahí, amantes de la historia! Sé que cuando piensan en Cleopatra, les vienen a la mente imágenes de una reina poderosa, seductora, con un tocado de oro y un maquillaje de ojos que haría palidecer a cualquier influencer. Pero, ¿sabían que esta legendaria faraona también era una fanática de la cerveza? ¡Sí, señores! Parece que la última reina de Egipto no solo disfrutaba de una buena pinta, sino que la consideraba un elemento esencial en su vida, tanto para su belleza como para su reino.
Imaginen la escena: el palacio real de Alejandría, un día caluroso a orillas del Nilo. Cleopatra, después de una larga jornada de gobernar, intrigas políticas y recibir embajadores, decide relajarse con un buen baño… ¡pero no en agua! Según cuentan las crónicas, nuestra reina prefería sumergirse en cerveza. Sí, ¡un baño de cerveza! Al parecer, Cleopatra creía que la cebada y el lúpulo eran la clave para mantener su piel suave, radiante y eternamente joven. ¿Se imaginan la cantidad de litros que se necesitarían para llenar un jacuzzi real con cerveza? ¡Y la espuma! Debió ser toda una experiencia digna de una reina.
Pero Cleopatra no solo usaba la cerveza para fines estéticos. Como la astuta gobernante que era, sabía que esta bebida era la favorita de su pueblo, y vio en ella una oportunidad para llenar las arcas reales. ¿Qué hizo? ¡Impuso impuestos a la producción y venta de cerveza! Así, con cada sorbo que daban sus súbditos, Cleopatra conseguía fondos para financiar sus ejércitos, construir templos magníficos y mantener su lujoso estilo de vida. ¡Una verdadera mente empresarial! ¿Quién necesita minas de oro cuando tienes una población sedienta y una buena receta de cerveza?
Y es que la cerveza en el antiguo Egipto no era solo una bebida refrescante, era un elemento fundamental en su cultura. Se consumía a diario, en todas las clases sociales, desde los faraones hasta los humildes campesinos. Se ofrecía a los dioses en los templos, se bebía en las fiestas y se incluía en las tumbas para que los difuntos pudieran disfrutarla en el más allá. ¡Hasta se pagaba con cerveza! Era como el «bitcoin» de la época.
Así que ya saben, la próxima vez que disfruten de una cerveza bien fría, recuerden a Cleopatra, la reina cervecera, y brinden por su ingenio, su belleza y su amor por esta bebida milenaria.